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El retorno, Jbel Ougnate, Jbel Sarhro.

26 de diciembre de 2008.

Saliendo de Merzouga, dirección hacia el lejano Ourzazate, te espera una cosa, quilómetros. Pero muchos quilómetros, y cuando crees que ya has acabado, todavía más quilómetros, y cuando crees que ya has acabado….. más quilómetros, y así hasta el infinito. Jejeje lo sé, en el fondo soy un poco exagerado, pero lo cierto es que Ourzazate está lejos “de cojones” si volvemos del desierto.

A la pregunta de sí hay algo destacable, durante un trayecto que puede durar alredor de seis a siete horas, la pregunta podría ser susceptiblemente diferente en función de a quien le preguntemos.

Se le puede encontrar gracia a un paisaje desértico? A dantescas llanuras, en las que al final se levantan montañas con un carisma especial, o altos bloques de roca llenos de agujas que desafían al cielo? Pues… quizás si, o quizás… no¡¡ como os digo, todo depende.

A mi personalmente, si me gustó. Este recorrido, te permite adentrarte por el sur del Jbel Ougnat, y el Jbel sarhro. A medida que avanzas, vas recorriendo pueblos en los que los niños salen del colegio, juegan al fútbol en las puertas de las mezquitas, y caminan hacia sus casas por el borde de la carretera. A pie, en bici, o en burro…. Está será una escena que vereis muchas veces en vuestro viaje por Marruecos. Más tarde, más desierto y más quilómetros y más pueblos, y así continuamente.

Los pueblos más importantes de este viaje por el sur del atlas central, són Rissani, el puerto de montaña de Tikkert-n-Ouchchane que se alza a 839 metros sobre el nivel del mar, Achbarou, Alnif, Tazzarine y Nekob.

Al llegar al final de esta carretera, la R108, empalmamos con la que viene de Zagora, la N9. Llegados a este punto tenemos la opción de desplazarnos hacia allí, para conocer toda la zona del Vallée du Drâa, y los pueblos de Zagora, junto con el Jbel Zagora, y los pueblos de Tamegroute y las dunas de Erg chigaga. Pero, los días son los que son, y los días que tenía previstos para mi viaje, eran los que eran. Todas las cosas que me faltaban por ver, hicieron que dirigiera mis pasos hacia Ourzazate, con idea de dirigirme de nuevo hacia la ya, para mí…, familiar Marrakech.

Puedo decir con total seguridad, que después de casi siete horas de camino en coche, por las carreteras que circundan el Jbel Ougnat, y el Jbel Sarhro, lo mejor de todo el camino ha sido el llegar, por fin, a Ourzazate y comprobar que “Gracias a dios, no me habia dejado el Pasaporte en el Auberge de “La source” puedo afirmar a ciencia cierta, que durante los minutos que duró la búsqueda, pensando que así había sido, por que no lo encontraba…. Casi me da algo, y cuando al fin lo encontré, jejeje, Casi me muero del gustooooo¡¡¡

El Alojamiento en Ourzazate para esa noche, pues eso, que tiré de Lonely planet. La recomendación “económica” ,off course, salía por 200 Dirhams. Que se convirtieron en 150 por que el hotel estaba medio en obras.
Habitación sencilla, cama grande, mantas por que hacía un poco de frío, ducha con agua templada tirando a fría (como no¡¡), y un desayuno bereber típico y muy bueno (como siempre). Es, de tantas, una opción.
Los datos del hotel son:
Hôtel Zahir
Telf 024 885740
Ave al-Mouahidine.

Por la mañana, ya mucho más descansado… y con el estomago lleno. Me fui a la estación de Autobuses de CTM en Ouarzazate. Billete para Marrakech, si no recuerdo mal 80 dirhams, y a partir de ahí sucesión de millones y millones de quilómetros, a la izquierda y a la derecha… El estomago me empezaba a hacer cosas raras,…. Como se suele decir allí, “ensha´llah” que quiere decir si Dios quiere, las curvas acabaron y (como es costumbre) se hizo una parada de mitad del recorrido. En ese punto, y en medio de un pueblo del atlas central, pude disfrutar de un suculento tagin de cordero, con papasssss, ummmmmmm y como seguía con hambre me pedí, 20 dirhams de carne de kefta que es carne picada, que te la hacen a la parrilla sazonada, y te la sirven con cebollita y tomatito y pan, buenísimo, a partir de ahí no recuerdo mucho más, por que al subir al autobús me quedé frito, y me desperté en Marrakech.