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Les Gorges du Todra.

17 de diciembre de 2008.

a 51 kms partiendo de Boulmane de Dadès, nos encontraremos el pueblo de Tinerhir. Punto de partida para visitar las Gargantas de Todra, y realizar un bonito trekking por sus montañas. Al llegar de noche, me alojé por la zona y por la mñana siguiente me dispuse a visitar las Gargantas.

Tinerhir, no tiene mucho a destacar, en mi caso fue de pasada. O sea que no puedo decir mucho sobre él. Al contrario al ir adentrándonos por las carreteras que recorren las gargantas del Todra, nos invade una sensación de grandeza e inmensidad.

Al contrario que las Gargantas del Dades, las del Todra, a mi parecer, son mucho más espectaculares. Más inmensas, más, más... definitivamente más de todo. Cuna alpinística en el país marroquí, cientos de escaladores acuden de todas las partes del mundo, para colgarse cual araña en sus paredes.

Quizás por el echo de visitarlas a hora muy temprana, yo no encontré mucha gente escalando. Quizás por eso, o quizás por que en la zona más turística no están las mejores vías. Lo desconozco, pues mi intención no era ir a escalar.

Para llegar a estas bonitas gargantas, tomaremos el desvío en el pueblo de Tinerhir, y aproximadamente a unos 15 quilómetros nos encontraremos esta increible formación geográfica natural, que constituye uno de los mayores intereses turísticos en el recorrido por el sur.
Esta Grieta, de titánicas dimensiones, pues no deja de ser eso, una enorme grieta, separa el Atlas Central del también muy conocido Jbel Sarhro. En su punto más estrecho, nos mostrará paredes de 300 metros de altura.

Este concretamente, es un lugar, espectacular, que no nos dejará indiferentes. Lugar, este sí, obligado de visita, en el cual se percibe una energía muy grande, que proviene de las montañas. Para mí es un lugar con mucho encanto.

Pero eso sí, como todo lugar de montaña y al tiempo, para mí, de culto, le sobrán los vendedores, los coches pasando, y el ruido. Y, le hace falta un poquito más de silencio, de calma, y de contemplación.

Pero eso, queridos amigos, es imposible... pues la economía del lugar, como de tantos otros puntos turísticos depende de lo que depende.

Por lo tanto, si añoramos ese silencio, ese momento de calma, ese brisa saludando a nuestro rostro en silencio, deberemos hacer un pequeño trekking por las montañas de Todra.
Para ello haremos lo siguiente, a cien escasos metros, pasado el punto donde las paredes de Todra se alzan 300 metros de altura, encontraremos una pequeña explanada a nuestra derecha. Ahí podemos dejar el coche.
(Estar atentos pues el sitio no es muy claro).

Si desde donde dejamos el coche nos giramos y miramos hacia atrás cruzando con la vista la carretera en sentido perpendicular, encontraremos ante nosotros uno de los valles de Todra que se abre ante nosotros como diciendo: ven, ven¡¡¡

Y eso haremos nosotros, este es punto de partida, de uno de los más famosos trekking en Todra. Al empezar a caminar, veremos que la senda está muy pisada y es tremendamente evidente.

No nos queda otra que caminar, en aproximadamente hora, hora y media llegaremos a un collado precioso. He de decir que cuando yo lo hice, en 40 minutos de caminata, me encontré con nieve, pero en ningún momento molesta, ya que se trataba de un pequeño manto que salpicaba la montaña, nada más.

Una vez en este collado, tenemos una sucesión de formaciones elevadas tanto a derecha como a izquierda, lo mejor para tener una buena visual del valle es subir a uno de ellos. Mirando hacia el collado, yo escogi el de mi izquierda, y en aproximadamente 15 minutos estaba en su punto más alto.

Al verme subir, un canadiense que estaba por la zona, (Jamal), decidió subir tambien y poco rato después ambos estabamos en la cima conversando, y divisando una de las vistas más preciosas que se pueden obtener en las famosas Gargantas.

Tras un rato de relax, y de observar las preciosas cimas nevadas de Todrá, nos dispusimos a bajar y justo en la base de esta formación, giré hacia la izquierda como me habían dicho.

(Jamal) me acompañó hasta como me habían indicado un pueblo Bereber, al que en diez minutos escasos llegamos, pues ya a lo lejos, se divisaban las tiendas en cuestión. Al llegar mi amigo Canadiense partió, pues su transporte partía en breve, (Autobús) y no se queria quedar en tierra.

Los habitantes del pueblo Bereber, erán una única familia. Madre, hijo pequeño, Hija pequeña, y el marido que no estaba y seguramente estaría con las cabras.

Les ofrecí, algo de dinero, y muy amablemente me ofrecieron un te, y pan bereber. Sorprende muchísimo en que condiciones vive la gente, pero si sorprende realmente algo, es ver, como tu caminas por las mismas montañas con tus zapatillas de alta montaña de Goretex, que te han costado un huevo, mientras que un niño de apenas 3 añitos va descalzo por la vida. Y tu pensabas, que frio hace.

Tras intentar conversar con ellos, y pasar un rato muy agradable. Partí, feliz y contento por aquella situación que había vivido, y un momento bonito e intenso para guardar en tu retina. Lo cierto es que te invade un enorme respeto el estar allí con aquellas personas, y piensas en lo que es la vida en si.

Seguramente ellos vivirán en unas condiciones muy precarias para nosotros, pero la paz, la calma, y la tranquilidad que ellos tienen... nosotros solo podremos alcanzarla en determinados instantes de nuestra vida. Estoy convencido de que esa mirada tan cálida, y tránquila, la proporciona el tener la cabeza despejada y el corazón limpio, lejos de problemas, deseos materiales, y pensamientos incorrectos que invaden nuestra vida, en una sociedad en la que nos ha tocado vivir, por elección propia.

Dicho lo cual, y habiendo disfrutado de mi "momentazo" en las montañas de Todra me dispuse a deshacer lo echo y volver al mismo punto donde había dejado mi vehículo.

Al llegar allí me dispuse a recorrer, la carretera de las Gargantas de Todra, en dirección al pueblo bereber de Tamtattouchte. Para llegar allí, conduces durante aproximadamente 20 a 30 minutos, entre las montañas nevadas de Todra, que quedan a uno y a otro lado, cruzando en multiples ocasiones el rio, y dando gracias por que no lleve más agua, por que si no piensas: como coño lo cruzaría???

La carretera es a veces peor, a veces mejor, a veces horrorosa, y a veces peor que horrorosa, con baches, menos baches, más baches, más, y más y más... y algún trocito bueno. Pero se puede conducir, al llegar al pueblo, ves que no tiene mucha historia, rodeado de bonitas montañas nevadas, algún auberge chulo, en el que te pueden vender excursiones, tomar un té, y más relajado que una palmera del desierto, y con mucho frio... al cabo del rato, no te quedará más remedio que partir. Es una visita que se puede obviar, pues no ofrece mucho al visitante.