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Alojamiento, Riad Dar Othmane.

29 de diciembre de 2008.


El día anterior, en Ourzazate, antes de llegar a Marrakech decidí procurarme alojamiento ya que llegar y ponerse a buscar hotel era algo que no me apetecía. Recurrí http://www.booking.com/ y como lo que tenía ganas después de tres días dando vueltas, era de dormir bien, cómodo, y darme una buena ducha de agua caliente si fuese posible. Opte por un Riad.

El que aparecía como más barato, al comprobar precios, era el Riad Dar Othmane, en el interior de la medina. Tras ver las Fotos que salían y el precio, 32 euros, me decidí a hacer la reserva. Al llegar a Marrakech, solo tendría que dirigirme allí, y disfrutar de un día tranquilo.

Pero, ocurrió algo. Al día siguiente, antes de partir de Ourzazate. Conocí a una pareja italo-chilena, que me hablaron de un alojamiento barato, cerca de la plaza, y decente por… ojo al dato¡¡ 100 dirhams, es decir 10 euros.

Al llegar a Marrakech, me acerqué al sitio en cuestión. El hotel, del que me hablaron, era el Hotel Essaouira. Este hotel está situado, en lo que yo mismo denominé, la calle de los one hundred, por que los hoteles de la zona, muy próximos entre ellos, todos valían one hundred dirham. Pero de eso ya os hablaré en otro momento.

Tras instalarme en la zona, por ese módico precio, deseché la idea de ir a alojarme en el Riad, más lujoso, más cómodo, pero también más caro. Así que me fui a un cyber y quise cancelar la reserva. Pero, por desgracia, booking deja cancelar la reserva sin coste alguno, dos días antes de la fecha de ingreso.
Al ser, la fecha de ingreso ese mismo día, si cancelaba, me lo hubiesen cobrado. Por lo tanto decidí cancelar el hotel barato en el que me había instalado, sin coste alguno, y dirigirme al Riad a pasar la noche. Creedme, ese día en concreto, fue una de las mejores cosas que pude haber echo.

Cogí mis trastos y me dirigí a la parada de pequeños taxis, cerca de Djemaa el Fna. Al verme llegar cargado con mis dos mochilas, algún taxista, se pensaba que era nuevo en la zona y por llevarme a donde quería ir, me pedían una barbaridad. Tras negociar con aproximadamente, seis taxis… al final uno, me llevó por 20 dirhams.

Me adentré en la medina, y al poco aparecieron los espontáneos. Me llevaron a mi riad, eso sí, antes me dieron una vuelta de tres pares de huevos. Tras darle algo de dinero, que a mi me pareció correcto, y a ellos una “ridiculez” al fin pude entrar en el que iba a ser mi alojamiento para esa noche. alejándome, al fin, del bullicio de la medina y sumergiéndome en un mundo de calma, silencio y tranquilidad.

Una mujer peculiar, de origen yo diría franco-árabe, me recibió cordialmente y me enseñó mis aposentos. Me instalé. Algo más tarde, me ofreció un té y charlamos en inglés como buenamente pudimos.

El Riad, era muy bonito. Con un precioso patio central, y una bonita terraza. Recientemente remodelado. La habitación me pareció un palacio, después de estar durmiendo los últimos días en sitios sin ningún tipo de ostentación, con baño propio, y una enorme cama solo para mí, aquel lugar era justo lo que necesitaba.

Os pongo los datos del lugar:

Dar Othmane
Maison d´Hôtes – Marrakech
Touria Elyahyaoui
Gérante

198, Derb Essakaya, Essebtiyne – Medina, Marrakech
Tel/Fax: 024-37-70-35 GSM: 010 41 24 98
http://www.dar-othman.com/
Email: Eliatouria@hotmail.com

Llegué bastante cansado... pero aún tuve tiempo de hacer un video. Para que os hagáis una pequeña idea de cómo es un Riad, .. Ahí va eso.





Cabe destacar, que aquí, me he pegado la mejor ducha de agua caliente que me he podido dar en todo Marruecos. Disponen de paneles solares en la terraza, por lo tanto el agua caliente, está garantizada. Como os podeís imaginar, no fue, ni una ducha, ni dos, sino tres las que me dí en mi estancia de un escaso día, en este lugar.


Más tarde, después de instalarme, y después de disfrutar de una larga ducha, que revitalizó por completo mi estado de ánimo. Volví a la zona de guerra, la medina. Como ya era un poco tarde, divagué durante un rato por las calles, y me paré en un pequeño chiringuito.

El dueño del restaurante, un poco atonitó, pues los turístas no suelen pararse por allí, me recibió de una forma increíble. Super atento, muy cordial, y extremadamente agradecido. Los allí presentes, miraban, entre sorprendidos y respetuosos. Comí un plato, y como tenía hambre, repetí. Durante el rato, que duró mi estancia en el sitio, el dueño no paró de intentar darme conversación, me sirvió mi segundo plato, comí, le dejé una buena propina. Charlé un rato con él, y abandoné el lugar. La comida muy rica.

Más tarde volví, a mi riad. Mi habitación, estaba muy calentita, pues habían encendido el aire acondicionado. (Cabe destacar, que en el mencionado Riad, como única pega os diria que: a mi llegada subieron a conectar el aire acondicionado. 30º C, cuando volví de cenar subieron a apagarlo y podrían haberlo dejado encendido toda la noche, que es lo correcto. Pero no lo hicieron, supongo que lo tienen por costumbre. Único punto negativo) Descanse un poco, y me sumergí en un profundo sueño, hasta que la claridad del día que había amanecido entró por las rendijas de la ventana de mi habitación…

Un nuevo día comenzaba.